Durante el curso del PER procuré estar muy atento a las diferentes maniobras que íbamos realizando en el velero, Edu, nuestro profe, nos rotó por diferentes puestos en la cubierta mientras navegábamos. Alguna vez me tocaba al timón, otras en la escota de la mayor, o en alguna de las escotas del génova, etc.
Pero ¡¡ ay amigo !!, por fin llega el día en que tienes tu propio velero ( más pequeño, eso si ) y tienes que salir a navegar sin tu profe que lo controla todo. Salir del pantalán ya tiene su historia, que si el viento, que si que poco sitio hay... . Pero bueno, ya salimos, luego llega el momento de subir la mayor, le suelto el rollo a mi mujer de que debemos de aproarnos al viento para izarla y me imagino la maniobra sin dificultad. La verdad es que la mayor sube sin demasiados problemas, pero ahí empieza el tomate, hay viento, no se cuanto pero sopla como para despeinarme, el barco se escoraba descaradamente y amenazaba con hacernos orzar sin remedio, yo miro a la vela desde arriba hasta la base del palo e intento recordar lo aprendido… el barco va más rápido todavía, ¡¡¡ me cagüen la letxe, Zaldi para un poco coño !!! .
Le miro a mi mujer y le veo la cara de asustada, el agua amenaza con entrar por el costado de sotavento, llevamos una escora del recopón… giro un poco a babor y el barco se levanta y se frena, ¡¡¡ uuuffff menos mal !!!, pienso para mi, mientras con voz de “aquí no pasa nada” intento calmar a la que va a mi lado.
- ¡¡ Ni se te ocurra subir la otra vela !! - me dice la segunda de abordo…
- Pero si no es para tanto mujer… ya verás que bien vamos con el génova subido -
Y yo cabezón de mi, la subo… ¡¡ mira miraaa, 6 nudos de velocidad !!
- ¡¡ Baja el génova, baja el génovaaaa !! -
-Vaaaleeee, ya la bajo – más me vale hacerle caso que si no me boicotea con no salir otro día, je je je .
Eso fue el primer día, luego llegaron otros invitados abordo, hijas, amigos, cuñado… poco a poco las escotas, drizas y demás cabos se van ordenando en la cabeza, al principio siempre se queda algún cabo sin soltar de alguna mordaza, o el amantillo sin liberar la botavara, pero a base de tropezones se va aprendiendo. Poco a poco vas sacando a algún amigo a navegar, al menos para que me sujete el timón mientras subo las velas me viene bien. Los nervios se van quedando en puerto y sin demasiados trompicones me voy haciendo con las maniobras correctamente. Llega el día de salir de nuevo con la segunda de abordo, el día pinta bien, viento del norte, fuerza 3, mar de fondo de poco más de 1 metro. Las salidas del pantalán ya correctas, nos colocamos frente a la playa a cubierto del viento norte e izamos la mayor, mi hija me ayuda con el timón manteniéndolo firme y el trapo sube sin problemas, giro la embarcación y paro el motor, el viento comienza a empujar a Zaldi y enseguida subo el génova. Mi mujer me observa hoy más tranquila, creo que se da cuenta de que ya voy haciendo bien las maniobras.
Con las dos velas llenas de viento comenzamos a navegar ciñendo, observo a otros veleros que llevan el rumbo un poco más abierto navegan más rápido que nosotros, me coloco igual que ellos navegando de través, Zaldi aumenta la velocidad y nos ponemos a 5 nudos pero esta vez con una escora tranquilizadora, lejos de la de aquella primera vez. La escota de la mayor es cosa de mi mujer y mi hija se encarga de las escotas del génova, ¡¡ esto es otra cosa !! , yo me noto mucho más tranquilo y mi familia también.
Pero esta navegación va a ser corta, una hija empieza a marearse asi que damos por acabada la navegación con los primeros síntomas, damos media vuelta y nos dirigimos a la boya de Estatxa a echar una buena siesta frente a la escuela de vela, de vez en cuando hay que darle una alegría al cuerpo.
El estrés va quedando atrás, los nervios de los primeros días se van olvidando, ahora comenzamos realmente a disfrutar de la mar, este verano haremos lo que en muchas ocasiones habíamos soñado. De todo esto voy sacando en limpio algunos conceptos, la vela te enseña a conocerte un poco más, te muestra tus límites y aprendes a controlar tus nervios. Y lo mejor de todo, creo que poco a poco vas aprendiendo a ser más autosuficiente. Al final eres tu, tu barco, el viento y el mar, no hay más. Si antes admiraba a los grandes navegantes ahora creo que los idolatro.
Recorrido de la última salida con la familia.
2 comentarios:
Aupa Fernando, de veleros y de mar no entiendo pero las apreciaciones de estrés que comentas puede servir por muchas facetas de la vida, por ejemplo la primera vez que conduces solo.
Un abrazo muy fuerte a la familia.
Jajaja por que será que me recuerda bastante, bastante a mis primeras salidas...
La suerte que tienes es que tu te tranquilizas, pero yo cuando el viento sube de fuerza 4 sigo poniendome nerviosito, en fin espero que algun dia lo supere.
Felicidades por el blog y los relatos de tus singladuras.
Salu2
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