Justo en el momento de zambullirme en las aguas que cubren la Fosa de Capbreton se le ocurrió a mi amigo Iurgi nombrar a la bestia…,el muy jodido…
Sabes que las posibilidades de que aparezca algo grande son muy pequeñas, pero hay que ver como nos puede traicionar nuestro subconsciente, es difícil borrar todo rastro de nuestros pensamientos sobre grandes tiburones, orcas, y, como no, un kraken, pero nada, se traga saliva y al agua.
“Me lanzo al mar y lo primero que me llama la atención es el color, un azul casi eléctrico me rodea, miro hacia abajo y el azul se vuelve infinito. Los absurdos temores de hace un momento desaparecen y enseguida quedo fascinado con la experiencia, es el mar, el gran azul. Curiosamente, la temperatura del agua no es nada fresca, al contrario, a los tres nos parece incluso más templada que la de la costa, tal vez alguna corriente, algún fenómeno derivado de la gran profundidad donde nos hallamos, no lo sé, pero el agua está buenísima.
El barco ha quedado a la deriva con las velas arriadas, pero hemos tenido la precaución de lanzar al agua una pequeña tabla de corcho amarrada con un cabo de unos 10 metros al barco mientras no bañamos. Tras disfrutar del baño durante unos minutos decidimos dar por terminada la experiencia y subimos a bordo. Nos damos una ducha con el depósito solar y nos quitamos de encima el salitre antes de dejarnos secar al viento.”
Así fue la experiencia del baño con 2.000 metros bajo nosotros, luego, con el cuerpo ya refrigerado, volvimos a izar velas y navegando al 140º con viento de aleta pusimos rumbo al Cabo de Higer. Tres horas después, y ya frente al faro que domina la entrada a la bahía de Txingudi, el viento decidió abandonarnos y llegó la típica calma del atardecer. Entonces pusimos motor y entramos a puerto con una experiencia más cumplida.
Este podría ser el resumen de una bonita experiencia sucedida a 15 millas de la costa, pero claro, hubo más. Navegar en un pequeño velero hasta que la bruma te hace perder de vista la costa no tiene precio. Allí, rodeados de todo y de nada, te sientes en la gloria, el tiempo pasa rápido, hablas con tus amigos, solucionas el mundo y disfrutas de la navegación a vela. El viento que, como estaba anunciado, fue flojo en los inicios del día, fue subiendo de intensidad hasta hacernos navegar a 6 nudos. Con una mar perfecta para navegar y un cielo salpicado tan solo de algunas nubes altas, el día pasó rápido, demasiado rápido, ya se sabe, cuando uno disfruta no quiere que se acabe el momento.
Las dos primeras millas fuera de la bahía las recorrimos a motor, el viento era demasiado flojo y no queríamos perder tiempo, luego empezó a aparecer la brisa y no tardó en soplar con ganas. La ida la realizamos ciñendo al 330º- 340º y el abatimiento nos desplazó más al Oeste de donde pensábamos llegar, comimos, bebimos, nos reímos y sobre todo, disfrutamos del viento y la mar, un día casi perfecto. Y digo perfecto porque nuestra intención era la de conseguir ver algún cetáceo por aquella latitud, pero no hubo suerte, ni un solo delfín acudió a la cita, tal vez tengamos ahí un motivo para volver a navegar en otra ocasión hasta la Fosa de Capbreton.
1 comentario:
Jopee.. vaya yuyuuu con 2000 metros debajo de los pies y el kraken de capbreton por la zona.jajaja.Yo me rio ahora,pero creo que seria incapaz de bañarme en alta mar.Vaya huev....
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