Tras la primera experiencia nocturna a bordo, había que repetir. Tenía pendiente desde hacia un tiempo una visita de mi amigo Jaime, que mejor escenario para saldar la deuda que un atardecer de verano a bordo de mi velerito.
Para Jaime no ha sido ni mucho menos su primera navegación, pero para mí si ha sido la primera con él, un placer. Las previsiones eran buenas, viento suave de 7-9 nudos de NNE, buena mar, y tiempo bastante despejado. Nuestros planes pasaban por navegar en la oscuridad unas cuantas millas tras ver el atardecer, luego regresaríamos a la bahía de Txingudi para cenar y dormir a bordo. Pero está vez el viento no cumplió y falló en su cita, nos dejo tirados… Apenas pudimos sobrepasar el Cabo de Higuer, allí el mar se volvió una balsa de aceite, disfrutamos mucho del mágico atardecer pero ya veíamos que tendríamos que regresar a motor. La oscuridad llegó tras irse a dormir el astro sol y nosotros nos dirigimos a la boya de unos amigos dispuestos a pasar la noche fondeados.
Como es costumbre en Jaime, trajo una cena suculenta, calentamos una buena cazuela de carne guisada con hongos que regamos con txacoli. Luego llegó el café que alargó la tertulia, cerca ya de medianoche cerramos los ojos en las literas y soñamos con sirenas…
Durante el atardecer conseguimos sacar una bonita colección de fotos. Son momentos en los que la magia hace acto de presencia, solo hay que creer en ella para poder verla, de verdad…
Jaime
El sol se escode tras el faro
Comienzan los juegos de luces
El sol por proa
[
Una txipironera solitaria
Foto de Jaime junto al faro.
Cielo amarillo, ( foto de Jaime )
Con viento de popa ( foto de Jaime )
Sin palabras ( foto de Jaime )
El extremo del Cabo de Higuer ( foto de Jaime )
Bajo la botavara ( foto de Jaime )
El autor ( foto de Jaime )
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