martes, 27 de septiembre de 2011

Montar una kdd.

          No ha sido la primera, pero creo que si la más especial. En esta ocasión le daba una vuelta más a la tuerca y me proponía viajar juntos en un autobús contratado para tal fin. No fue tan complicado como igual alguno haya pensado, solo era cuestión de contactar por email con varias empresas de transporte de viajeros, en unos días contaba ya con varias respuestas a la llamada.
        Organizar la primera puede asustar un poco, pero con un poco de esmero las cosas salen, además, siempre hay que contar con la ayuda de muchos de los asistentes.
       Buscar un recorrido, elegir una fecha, un lugar para reunirnos ante una mesa, transporte, la meteo, imprevistos, un menú…, poco a poco las fichas van encajando. La lista de asistentes crece rápidamente, ¡ no contaba con ello !, las plazas para cenar en la sociedad son limitadas y si la lista sigue creciendo no entraremos todos… . Aun quedan algunas semanas para la salida y prácticamente todos los temas ya están zanjados, el autobús, el recorrido, la fecha, la cena, solo queda cerrar la lista, una lista que por desgracia es demasiado grande, ¡ que ironía !, siempre deseando que se apunte gente y en esta ocasión somos ya demasiados para poder reunirnos todos ante una mesa.
        Volveremos a juntarnos muchas caras conocidas y por suerte también acudirán algunas nuevas, mi mujer ha sido la artífice en esta ocasión, siempre es bueno que aparezca gente nueva, la familia crece
          Llega el día, y como suele ser habitual en mi duermo poco y mal, son nervios. “Tranquilo Fernando”  me digo a mi mismo, al final todo funciona. Me despierto antes de que suene el despertador, un café y poco más, no me entra nada. Llego pronto al lugar de reunión, alguno ha madrugado más que yo y ya espera. Poco a poco llegan todos puntuales a la cita, solo falta el bus, ¡¡ ah, ahí está !!, una preocupación menos.
       Con puntualidad de reloj suizo partimos todos juntos hacia Bidart, un viaje de 40 minutos y estaremos andando por su playa. 
       ¡¡ Vaya, llueve un poco, habían avisado… !!  Sin perder el buen humor comenzamos a caminar, siempre al Sur, la aguja de la brújula nos apuntará directamente a nosotros todo el día, nosotros somos el Norte, Hendaia es el Sur. La lluvia se ha ido, solo han sido unos minutos, buena temperatura, buena compañía, bello recorrido, gran día.
         Comemos, bebemos, reímos, andamos, andamos más, comemos, bebemos, reímos, hola St Jean de Luz.
Hendaia está ya más cerca, embarcaciones de pesca que me son familiares, el fuerte de Sokoa… rompeolas.
        Entramos en “après midi”, caminamos cerca de un castillo, o mejor dicho un chateau, es el de Abaddie, pronto lo visitaremos por dentro. Hondarribia se huele, la barca nos espera para cruzar el Bidasoa, un tenue resol nos recibe.
        Toca ponerse delantal, un navarrico me acompaña y cocina conmigo, buena compañía. Cazuelas grandes, vasos grandes, sonrisas grandes, todo bien en la cena. Fotos, planes, recuerdos, los alicientes de estas cenas, hablamos mucho, también comemos mucho. En el cielo están las estrellas cuando salimos a la calle.
         Todo a terminado, todo en su sitio, ningún problema, me gustan las kdds.
   
El recuerdo