lunes, 1 de mayo de 2017

Fuerza 10, vendaval en el Cantábrico

No suelo ser muy dado a competir en regatas, no veo a la mar como un lugar donde disputar nada. Pero la regata “La Gaviota” tiene algo que me atrae, tal vez su popularidad o la distancia a recorrer sean las causas de esa atracción.

La salida suele darse al mediodía en Getaria, pueblo costero de Gipuzkoa, y se trata de llegar hasta las inmediaciones de la plataforma marina que tiene Repsol cerca de Bermeo, frente a la costa de Bizkaia, y vuelta a Getaria. En total suelen ser unas 50 millas a rumbo directo pero que se alargan algo ya que normalmente en la ida o en la vuelta, dependiendo del viento que sople, hay que hacer algún bordo ciñendo. Es, como decía, una regata de participación muy popular, normalmente suelen acudir a la cita alrededor de una treintena de veleros de fabricación de serie de esloras comprendidas entre los 30 y 40 pies. En mi caso suelo ir invitado – era ya la tercera ocasión - a bordo del Xibika, un Beneteau First 36 que navega de maravilla, es un buen barco sin duda.

Ayer partimos con una meteorología casi de verano, 20ºC, viento suave del SE y cielos bastante despejados. Tras la ordenada salida, el viento se mantuvo suave del SE casi dos horas e hicimos medias de 6 kn de velocidad utilizando el spi, esa vela que a mi se me antoja siempre tan liosa. Pero tras ese comienzo tan benigno, el viento fue cayendo y durante más de una hora nos que damos con muy poco viento, avanzamos a tan solo 2-3 kn. Pasado ese tiempo de calma reaparecio el SE con una intensidad que nos volvió hacernos avanzar a buena velocidad. Sobre las 16:30 viramos en la baliza colocada por la organización y pusimos proa a Getaria, pero ahora el viento lo teníamos en contra, por los que comenzamos a ceñir dando algunos bordos. El viento empezó a arreciar y aparecieron las primeras rachas de 20 nudos como estaba previsto por la meteo para la tarde, gracias a que eran vientos del sur no se estaba formando mucha mar y manteníamos buena velocidad.

El viento, poco a poco, casi sin darnos cuenta, empezó a subir, cogimos el primer rizo a la mayor y seguimos avanzando a buena velocidad. A la vez que el viento subía también fue este colocándose más al sur, algo que nos vino muy bien para ir acercándonos a Getaria. A las 20 h, el viento ya llegaba a 30 kn  y nosotros seguíamos acercándonos a Getaria, ya veíamos la luz de su faro. Fue entonces cuando nos dimos cuenta que no teníamos el cabo del segundo rizo de la mayor, se había soltado del ollado y salido de la botavara, no podíamos ahora ya volver a meterlo con esas condiciones de navegación, asi que optamos por enrollar un poco el génova. Pero en contra de lo esperado el viento empezó a soplar como nunca me había tocado a mi soportar en la mar, en unos minutos se hizo de noche, las rachas más fuertes sobrepasaron los 50 kn y el viento se fue más al sur todavía, casi se puso algo del SW. Nosotros ya habíamos sobrepasado la posición del faro de Getaria y teníamos que virar ya para llegar a la meta, esta se encontraba a unas 5 millas de distancia, pero la fuerza del viento era tal que nos obligó a recoger por completo el génova. Con ese panorama, viento de 50 kn y solo con la mayor, intentamos virar con precaución pues una racha descontrolada podía colocarnos con el palo en el agua a oscuras, nos sujetamos todos con lineas de vida e intentamos la maniobra. Pero el barco no viró, al llegar al punto donde la proa apunta ya al viento esta no pasó de ahí, nos dimos enseguida cuenta que iba a ser una maniobra muy difícil de ejecutar en esas condiciones, al no tener génova y la mayor ya un rizo cogido no disponíamos del suficiente empuje para virar.

Getaria empezó a quedarse atras, el viento nos llevaba cada vez más al oeste y tomamos la decisión de abandonar la regata, llamanos por rádio a la organización, les comentamos nuestra situación y que optábamos por salirnos de la regata. Nos advirtieron que había otros veleros en condiciones parecidas o peores que las nuestras, hay que recordar que participaban veleros de esloras más reducidas que seguramente se les estaba haciendo a ellos más duro todavía este vendaval.

Pusimos entonces motor y planeamos la maniobra para arriar la vela mayor, que la llevabamos ya con la escota muy largada para que apenas portara viento, aproarnos al viento lo veíamos arriesgado, si el barco se cruzaba al viento con la escota recogida podíamos acabar con el barco tumbado en el agua, asi que optamos por otra opción. Con la escota de la mayor largada por completo uno de nosotros se sujetó a la base del palo y empezó a tirar de la vela hacia abajo, algo pudo arriarla, entonces yo recogí un poco de escota y traje la botavara algo hacia dentro, luego volvimos a arriarla otro poco y volví a recoger otro poco de escota, esa maniobra la fuimos repitiendo varias veces, mientras, otro tripulante iba sujentando como podía con un cabo la vela que íbamos recogiendo. Toda esta maniobra nos llevó media hora hasta que la vela estuvo bien amarrada en la botavara, fue un rato complicado que se me hizo eterno, cuando por fin vimos todos la vela sujeta respiramos, ya solo nos quedaba volver a motor a Getaria, algo que también hubo que pelearlo pues el viento lo teníamos casi de proa. Nos llevó dos horas entrar a puerto, hubo que estrujar bien el motor para que nos dejara avanzar. Al llegar vimos como una embarcación de salvamento marítimo salía con las luces de emergencia ecendidas y los motores a tome, ya imaginábamos lo que podía suceder, a la mañana siguiente nos lo confirmaron, un velero había solicitado el rescate al que darse sin velas ni motor.

Para mi ha sido una experiencia importante, en la mar se aprende de esa forma, a base de vivir diferentes situaciones y saber resolverlas. Los tripulantes con los que iba sabieron transmitirme la tranquilidad necesaria para saber estar ahí, creo que es fundamental no perder los papeles ni tomar decisiones erroneas que puedan poner en riesgo la integridad del barco y sus tripulantes. El barco no sufrió daños ni roturas aparentes y dio muestras de una gran solided, pero a todos se nos pasó por la cabeza que podíamos tener algun percance, con 50 kn de viento (casi 100 km/h) y de noche uno solo piensa en que en cualquier momento va a partirse algo.

El año que viene volverá a celebrarse una nueva edición de esta bonita regata, quien sabe, tal vez vuelva.