lunes, 30 de diciembre de 2013

2.013, segundo año navegando con Zaldi.

        La esperanza de poder salir a navegar un último día antes de terminar este año se difumina, los partes meteorológicos van de mal en peor, olas de 4 o más metros, vientos por encima de 20 ó 25 kn, demasiado para Zaldi, o al menos sí para este patrón. Este Diciembre ha sido un mes pésimo para salir a navegar con un velero de pequeñas dimensiones, con un patrón al que aún le queda por aprender. 

        Sí, los miedos de salir yo solo con el velero han quedado atrás, pero solo eso, los miedos. Ha sido al aumentar los conocimientos cuando la prudencia ha crecido, te das cuenta de los riesgos, de los vientos traidores, de las olas inesperadas.

       Recuerdo los primeros días, salir del pantalán era ya una prueba a superar, hace poco escribía “ a navegar se aprende navegando ” . No hay atajos, solo escuchando al viento y mirando mucho a las velas se consigue, que gratificante es aprender, sin duda me llena. Durante este año la montaña apenas la he pisado, navegar se ha llevado casi todo mi tiempo. He vuelto a otear las montañas desde lejos, desde abajo, sin ambición. Por contra, Zaldi ha sido generoso y hemos disfrutado mucho. Digo hemos pues han sido unos cuantos amigos los que se han animado a conocer de cerca la vela en estos dos años, algunos con más fervor que otros, pero al menos se que unos cuantos dieron el paso y navegaron con Zaldi. Es verdad que me hubiera gustado atraer a más amigos, pero las montañas deben de tener un magnetismo muy fuerte…

      Pero no solo amigos navegaron con Zaldi, los de casa también me acompañaron, mis hijas y mi mujer, sobre todo esta última, ya se va soltando y las escoras durante las ceñidas ya no le asustan, se divierte, diría que comienza a flirtear con el viento. La caña del timón y ella ya se llevan mejor.

      En el 2013 he aprendido algunas cosas, St Jean de Luz ya no está tan lejos, hoy se que vientos me son más favorables para entrar en la bahía Sokoa. Puedo ir y volver con soltura, y sé que deberé ceñir bien a la ida o bien a la vuelta. Descubrí que Zaldi puede navegar ciñendo con F-5 sin coger rizos, sobre todo si vamos dos abordo, ¿verdad Jon ?, tú me lo demostraste. También he aprendido que puedo surfear las olas, no todas claro, pero lo hicimos con las de cerca de 3 metros, pero esto mejor no repetirlo… Y lo mejor de todo, Zaldi me ha enseñado que puede llevarme lejos, poco a poco y de puerto en puerto, sin prisas, disfrutando de la costa y de la compañía de amigos. Durante el verano fuimos a Getaria, el pueblo de Elkano, ya sé que para la mayoría de los que navegan no es una gran travesía, pero fue un paso más para mí, fue el segundo paso, el primero ya lo dimos hasta Donostia en el 2.012.

         He podido probar el viento de un chubasco lejano, le he visto venir y he comprobado como pasamos de F-1 a F-5 en unos segundos, ello me ha enseñado que navegando en solitario quedan pocos ratos para estar relajado. He aprendido a decapar las capas antiguas pintadas en el casco de mi velero, a trabajar con epoxi, y a aplicar la nueva capa de antifouling… Las mareas, o mejor dicho, las bajamares, también me han enseñado algo, me han enseñado donde hay un banco de arena al salir del amarre, y que con mareas vivas la orza de Zaldi toca arena…

        Las noches de verano también he navegado, hemos buscado en la oscuridad las luces que señalan la entrada a puerto y hemos disfrutado con las estrellas y la luna escuchando como la proa se abre paso.

      Me ha costado un poco pero he aprendido algo sobre el viento sur, no es de fiar en nuestra costa, sobre todo para un velero pequeño como el mío, te zarandea, hace desbocarse al velero.

      El 2014 ya está aquí y llega abriéndose paso como lo hace en las aguas la proa de un velero.

               Para todos un feliz año 2014.

domingo, 8 de diciembre de 2013

Predicción meteorológica, “METEO CONSULT MARINE”

              Una de las “obligaciones” que se tienen antes de salir a la mar es consultar la predicción meteorológica. Tengo por costumbre hacerlo con varias webs, WindGURU, Windfinder y ElTiempo, normalmente no suele haber grandes diferencias entre ellas. Pero hace poco he dado con un nuevo lugar que me está gustando. He observado ya en varias ocasiones, que el portal Meteo Consult Marine si suele ofrecer diferencias significativas en cuento a la predicción de viento, al menos esto sí sucede en la zona donde yo navego, Hondarribia. El último episodio de estas diferencias en la predicción sucedió el pasado sábado 7 de Diciembre. Dado que era un puente festivo y que todo apuntaba a tiempo estable, llevaba varios días pendiente de las predicciones meteorológicas para salir a navegar algún día.
         Las webs que consulto habitualmente hablaban de unos días con tiempo estable, pero con muy poco viento. Parecía que solo el viernes por la tarde soplaría algo pero siempre sin llegar a tener una fuerza importante, hablaban de 8 kn con rachas de 12 de máximo. Para el sábado y domingo los pronósticos eran desoladores, viento de tan solo 4-5 kn con rachas de 8 de máximo… y el tiempo totalmente estable, una pena.        Pero el jueves, en un parte meteorológico de un canal de televisión, vi que en el Cantábrico colocaban un símbolo de viento moderado para el sábado, ¿?. Me fui al ordenador y entre en la web francesa de Meteo Consult Marine, y allí estaba la confirmación de ese viento moderado para el sábado, predecían viento de 8-10 kn con rachas de 12-13 kn, para mi velero, una embarcación de corto tamaño, sería perfecto. La mar de fondo además apuntaba a que iría bajando con olas de 1´5 metros.
       El sábado salió un día radiante, bastante fresco pero soportable, esperé a que el sol cogiese cierta altura y salí al mediodía. Las predicciones de la web francesa se cumplieron al dedillo, el viento sopló del NE con esos 8-10 nudos previstos y rachas de algo más, y pude navegar unas horas realmente a buen ritmo.
Algo que dice mucho de la web es que son los informadores de 140 capitanías y de regatas de renombre como la Minitransat, Route du Rhum, Transat Jacques Vabre, Tour de Francia a vela, La solitaire du Figaro etc.
Hay que decir que la web es realmente completa, ofrece cantidad de datos, alertas, viento, olas, nubosidad, presión atmosférica, temperatura etc, ordenadas por horas.

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Ofrece predicciones de todas las zonas de costa de la península ibérica y de Francia.
Meteo 3Meteo 4


Asi mismo podemos conseguir también información para los interesados en cruzar el charco y otra específica del Caribe.

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En definitiva, una web que me ha causado una muy buena impresión y que a buen seguro seguiré consultando en lo sucesivo.
Por último, recordar que también cuenta con su aplicación para Android.

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Unas imágenes donde se aprecia el viento que apareció el sábado.

domingo, 3 de noviembre de 2013

Tradiciones, supersticiones, leyendas…

       Llegan los primeros temporales al Cantábrico, y con ellos los ratos de lectura mientras la lluvia golpea el cristal de las ventanas. Algunos, los más afortunados, podrán disfrutar de las páginas de un buen libro escuchando la lluvia golpeando la cubierta de su barco, imaginaros la escena, no será difícil…

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       Una lámpara, que con su tenue luz ilumina el espacio principal, una humeante taza de café, la lluvia resbala tras el metacrilato de los portillos, un buen lugar para sentarnos con las piernas estiradas, y entre las manos un buen libro, “El espejo del mar”, de Joseph Conrad. Seguramente los crujidos de las estachas que sujetan el barco a tierra se dejarán oír, la mar de fondo que levanta grandes olas allí fuera se siente dentro del puerto. Los sonidos que delatan que el barco está vivo resuenan bajo la cubierta, son pequeños crujidos, alguna driza es cimbreada por el viento y golpea el mástil, en las rachas de viento duro este silba al esquivar los obenques. Pero lo más significativo de todo, eso que nos recuerda que no estamos en tierra firme, un tímido vaivén que nos acuna mientras nos imbuimos en la lectura…

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       Este “mal tiempo” que llega, ha conseguido que ciertas páginas de diferentes libros me vengan a las manos. Son páginas donde se da cobijo a los supersticiosos, a los creyentes de diferentes tradiciones y leyendas. Una de ellas capta mi atención, habla de una serpiente, una larga serpiente que se ocupa de dar protección a cada embarcación…

Con lo poco que me gustan a mi esos reptiles y resulta que llevo una conmigo cuando navego.

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         Según una tradición bretona, todos los barcos tienen su ángel de la guarda, este está representado por una serpiente que toma forma en la estela que deja en el mar cada embarcación mientras navega. La serpiente lleva el nombre del barco, y si un día el armador decide cambiar el nombre al barco empezarán los problemas. Esto sucede debido a que habrá dos serpientes tras la popa, ambas descuidarán sus obligaciones de protección a la nave mientras se enfrentan entre si disputándose el puesto.

         Para terminar con esa situación al armador del barco solo le quedará una solución, zarpará con algunos amigos a bordo y con varias botellas de vino, tantas como puedan beber hasta emborracharse. Pero no todo el vino será para ellos, parte de él será arrojado por la popa para que la serpiente que llevaba el nombre antiguo lo beba y  mientras tanto se distraiga. De esa manera la serpiente antigua perderá al barco y la nueva serpiente podrá seguir protegiendo a su embarcación.

 

        Sobre como proteger el barco al cambiarle el nombre hay varias leyendas, pero esta, la de la serpiente, me ha parecido la más sugerente. Otra hay también, muy conocida por cierto, que cuenta que el nombre antiguo del barco debe de conservarse escrito en una pequeña placa de latón o bronce. Esta placa debe de colocarse o bien en el mástil o junto a la mesa de cartas.

Si algún día tengo que cambiar el nombre a mi velero será la tradición de la serpiente la que respete, beberemos hasta perder el rumbo…

     

lunes, 7 de octubre de 2013

Agur Iñaki, despedida de un amigo.

                                                                                        

        No poder despedirse de un amigo que se va es muy duro si, como Iñaki, es para siempre. Es algo a lo que llevo dando vueltas todo el día, que pena, pensaba, no le he podido decir agur.
        Desde crío, Iñaki vivió por y para la montaña, las cimas han sido su vida. Por desgracia, el sábado llegó a su punto final, y tuvo que ser volviendo a casa después de visitar unas montañas fantásticas en el continente americano.
        En ocasiones, una cuerda nos unió en alguna pared, también en algunos descensos de cañones nos vimos rapelando sus cascadas. Cimas, rápeles, cascadas, senderos, amigos, compartimos mucho Iñaki.
        La distancia de nuestros domicilios y unos caminos diferentes tomados por ambos, hicieron que ya no nos viéramos como antes. Pero una casualidad, hace un par de meses, hizo que tuviera que ponerme en contacto contigo, bastó un pequeño intercambio de palabras para que conectáramos de nuevo, te alegraste de oírme, hicimos planes para navegar un día, ahora lamento que no vaya a poder ser, lo lamento de veras, se que te hubiera gustado navegar a vela.
        Pero tu ausencia va a servir para algo, todos aquellos amigos del barrio, aquellos chavales que compartimos contigo aquellos momentos de libertad, vamos a juntarnos. Sí, solo éramos unos chavales que soñábamos con grandes montañas, pero esos sueños tú los cumpliste, has recorrido una buena parte de este mundo ascendiendo a no se cuantas cumbres. Cuando nosotros, tus amigos, nos juntemos de nuevo, se te echará en falta, pero tu recuerdo quedará en nuestra memoria para siempre. Tu amor por la montaña será un ejemplo para todos.


escanear0032  Iñaki, ahora descansa que te lo has ganado.
 

lunes, 30 de septiembre de 2013

Desmontar, limpiar y lubricar winches Lewmar 6A

       Dicen los franceses, y dicen bien, “petit bateau, petit problème”. He desmontado los winches de Zaldi para limpiarlos y engrasarlos, una labor que me ha resultado sumamente sencilla y que a buen seguro repetiré cada cierto tiempo ( creo que una vez al año será suficiente ). La marca Lewmar tiene muchos tipos y tamaños de winches, el Somo 20 viene equipado con los pequeños de la casa, la serie 6. Su desmontaje, limpieza y montaje nos será fácil si seguimos unos pasos que a continuación describiré. No nos llevará realizar todas estas acciones más allá de 15 ó 20 minutos en cada winche.

Materiales y herramientas necesarias:

Para el desmontaje nos bastará con un destornillador pequeño de punta fina. Para la limpieza oiréis muchas versiones, yo os cuento lo que he usado, para las piezas metálicas apliqué disolvente normal, las partes plásticas las he limpiado con alcohol. Unos guantes finos de vinilo pueden venir bien, papel de cocina, un cepillo para limpiar en los rincones y un pequeño recipiente donde verter el disolvente y sumergir las piezas metálicas. Para el engrase he usado aceite de teflón que se puede aplicar usando solo la mano. Los dientes de los engranajes se limpian perfectamente con un cepillo pequeño. El papel de cocina viene muy bien para limpiar diferentes zonas.

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-Paso 1.  Extraemos el circlip que sujeta la tapa superior con ayuda del destornillador.

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-Paso 2.  Levantamos la tapa superior

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-Paso 3.   Extraemos el tambor hacia arriba, colocaremos dos dedos encima de los dos pequeños trinquetes que están a la vista para evitar que salten.

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-Paso 4.   En el tambor veremos dos pequeños trinquetes en la parte superior y otros dos en la inferior.

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-Paso 5.  Extraemos los 4 trinquetes con cuidado, los limpiamos, los engrasamos y los montamos. Hay que extremar la precaución para no perder el pequeño resorte con dos puntas que lleva cada trinquete, ya que es el responsable de su movimiento. Es importante fijarse como deben de quedar colocados los resortes y los propios trinquetes.

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-Paso 6.  Extracción del eje. Primero deberemos de extraer empujando con el destornillador, la chaveta de plástico, esta es la responsable de que el eje no escape por arriba. Luego, sacamos el eje y una arandela metálica, los limpiamos, engrasamos y montamos. La chaveta es de plástico, la limpiaremos con alcohol. Aprovecharemos también para limpiar el cuerpo principal, incluido el hueco de la chaveta.

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-Paso 7. Montaje del eje. Colocamos la arandela metálica, introducimos primero el eje y luego la chaveta plástica. Limpiaremos también un orificio que hay en la zona baja del cuerpo principal.

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-Paso 8. Engrase del eje y colocación del tambor. Aplicamos al engranaje del eje un poco de aceite de teflón y colocamos el tambor, para que acabe de entrar el tambor deberemos de abrir con dos dedos los trinquetes para evitar que choquen con el eje.

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-Paso 9. Colocación de la tapa superior y el circlip. Para esto último nos ayudaremos de nuevo con el destornillador.

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El sonido de nuestros winches cambiará, ya no será tan agudo, tan metálico. Es una tarea que no requiere demasiado tiempo y que cualquiera puede realizar. El material lo agradecerá.

 

 

 

jueves, 19 de septiembre de 2013

Un día redondo

       Un tímido viento del sur, que soplaba en la desembocadura del Bidasoa, poco hacia presagiar la jornada tan divertida que nos esperaba por delante. Jon, una amistad ya confirmada, se acercó hasta Hondarribia desde Lekeitio, le conocí, o mejor debería decir, le ciberconocí al poco de comprar mi velero.

       Buscando por la red información sobre el modelo Somo 20, mi velero, di con el blog de Hooper, otro Somo 20 patroneado por Jon. No tardé en contactar con él dando contestación a sus instructivas publicaciones blogeras. A menudo le he pedido consejo sobre diferentes aspectos de la vela, la coincidencia de tener los dos el mismo barco ha sido muy beneficiosa para mi. Mi experiencia navegando a vela se reduce a un par de años, por ello he sabido apoyarme a menudo en sus consejos.

      Para este verano habíamos planeado juntarnos los dos en algún puerto intermedio entre Hondarribia y Lekeitio, posiblemente en Getaria. Pero por diferentes motivos hemos acabado los dos en ese puerto en distintas fechas. Pero Jon no se ha contentado con eso, quería conocer a Zaldi, mi velero, y ha decidido acercarse a Hondarribia.

      A las 8´30 h estamos los dos estrechándonos las manos junto al pantalán de Zaldi. Un café y se rompe el hielo, la idea es que Jon vea como navegamos Zaldi y yo, que nos corrija lo que haya que corregir, y que, como no, hablemos del mundo de la vela y la mar.

       Una vez a bordo, Jon echa una ojeada al barco y me comenta algunas diferencias con el suyo. Salimos a motor hasta donde acaban los espigones que encierran al Bidasoa, allí decidimos izar velas e intentar aprovechar el flojo viento terral que sopla, paramos motor y Eolo toma el mando. Pero algo ocurre de pronto, junto al barco algo se mueve, algo con lo que ninguno de los dos contábamos…ffssssshh, ¡¡ UN DELFÍN, UN DELFÍN !! Si, un ejemplar enorme de cerca de 3 metros se sitúa junto a nosotros, apenas 4 ó 5 metros nos separan de él, aparece varias veces expulsando aire por su orificio superior. No podemos creerlo, estamos a tan solo 300 o 400 metros de tierra, el mamífero se esconde bajo la superficie durante unos minutos y al rato vuelve a salir junto al barco, nos está siguiendo, juega y pasa por debajo del casco, le podemos ver perfectamente hasta unas grandes y marcadas cicatrices que lleva en su costado izquierdo. El juego se prolonga unos 20 minutos, nos acompaña mientras navegamos a vela lentamente, intentamos fotografiarlo pero sus apariciones son inesperadas y nos cuesta pillarlo.

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          Es algo fantástico ver un animal como ese en libertad, disfrutamos lo que podemos de la visita y enseguida retomamos la navegación. Los pronósticos anuncian un giro del viento al W o WNW para mediodía, y aciertan. Tras unos minutos casi en calma total, la brisa va llegando, la superficie de la mar se riza y Zaldi comienza a navegar poco a poco más alegre. Tras librar la zona de bajíos que hay frente a Las Gemelas ponemos rumbo a Sokoa, navegamos a un largo y disfrutamos de la mar, del viento y de la charla…

         Para cuando llegamos a la bahía de la costa labortana, el viento ya tiene cierta intensidad, Zaldi nos ha traído sobrepasando los 4 nudos y si se cumplen los pronósticos la cosa irá a más.

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         Abandonamos la bahía de Sokoa por la bocana situada al Este y comenzamos a ceñir, el viento nos deja poner proa al 330º, está claro, el viento llega del W. Nos separamos unas 2 millas de tierra y decidimos virar, tras la maniobra la proa apunta al 240º, ceñimos a rabiar y las gemelas las vemos justo en la proa. No nos cuesta darnos cuenta que habrá que volver a hacer un bordo más hacia el Norte para librar los bajíos de Las Gemelas. El viento arrecia, le calculamos 12 o más nudos ( mas tarde pudimos comprobar que aguantamos rachas de 15 nudos ), El barco navega genial, ceñimos 4 - 5 nudos y da la sensación que lo aguanta bien sin coger rizos, no está mal para un txiki de 6 metros. La navegación se hace divertida, nos turnamos al timón y una vez más puedo ver a Zaldi navegar desde proa, cada día me gusta más.

        A las 16 horas entramos en la bahía de Txingudi, allí, la superficie se ordena y aplana y nosotros nos relajamos al timón. Las velas las llevamos izadas hasta entrar en el Bidasoa, en el río el viento muere y ponemos motor para llegar al amarre.

        Un delfín, poca ola, buen viento, tiempo estable, un nuevo amigo, ha sido un día redondo.

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domingo, 8 de septiembre de 2013

Hondarribia-Getaria-Hondarribia. Dos días en la mar.

        El año pasado llegamos hasta Donostia, allí, hicimos noche en esa ocasión fondeados en la bahía. Al volver a Hondarribia me prometí que durante el verano siguiente navegaríamos más al Oeste, dicho y hecho, nos vamos a Getaria.

       Para esta ocasión cambio de tripulación, la familia se queda en casa y mis amigos Joana y Txemi suben a bordo. Getaria representa algo especial para mi por diferentes razones, es el lugar donde habitualmente hemos buceado desde hace años, y es, además, el pueblo natal de Elkano, así pues, que mejor manera de llegar a él que a vela…

       Septiembre está a la vuelta de la esquina, pronto empezarán los vientos del Sur, tan desbocados, tan alocados, tan incontrolables… Estamos ante el último fin de semana de Agosto, todo pinta bien, el mar, el viento, el cielo, nos vamos a navegar…

       Largamos amarras en Hondarribia con un cielo salpicado de nubes altas que no amenazan, el viento aún es flojo y utilizamos el motor para salir del río Bidasoa. Antes de llegar al cabo de Higer las velas ya se alimentan de una suave brisa del NNW, con paciencia vamos ganando terreno al Norte, aunque a decir verdad nos estamos abriendo hacia el NNE, el tímido viento que sopla no nos deja ganar más barlovento.

         No tardamos en virar por avante y ponemos proa hacia Getaria, navegamos al 250º-255º, si mantenemos ahí la aguja del compás llegaremos a rumbo directo al pueblo que vio nacer a Elkano. Hasta Pasaia navegamos muy tranquilos, procuro mantener las velas con el mejor trimado posible, se trata de sacar partido a este flojo pero constante viento que nos aleja del cabo de Higer. Por la amura de babor aparece el monte Urgull, la isla Sta Clara y el monte Igeldo, es Donostia, la ciudad que nos vio nacer a mi mujer y a mi, ahí hemos pasado la mayor parte de nuestras vidas. Saco una foto con el teléfono de la vista de la ciudad y se la mando a Marta, mi mujer, le gustará.

        Donostia nos hace un regalo y el viento coge mayor protagonismo, ya desde Pasaia este estaba subiendo algo de intensidad, pero ahora está claro, ya ha llegado el viento que anunciaban para la tarde. Zaldi aumenta su velocidad y la navegación se hace más dinámica. Tenemos el ratón de Getaria a unas 8 millas, con este viento llegaremos en menos de 2 horas.

       Navegamos a 5-6 nudos frente a la bocana de Orio, allí donde el río Oria se vuelve salado. De pronto, bajo la botavara, veo una figura que sale del agua y vuelve a zambullirse, ¡¡ son delfines !! Nos ponemos los tres en pie, no podemos creerlo, estamos a una milla de la costa y un numeroso grupo de esos maravillosos mamíferos están dando grandes saltos. El momento es muy especial, emoción, gritos, es nuestra primera vez… Tras pasar 10 minutos observándolos parece que deciden irse a mar abierto, nos despedimos de ellos y continuamos navegando, Getaria está cerca.

        Contacto por radio con el puerto de Getaria, les pido un amarre para pasar la noche tranquilos. No hay problema, me responden enseguida y me dan la situación del pantalán asignado. Navegamos por la bahía de Getaria, reconozco los diferentes puntos de inmersión donde tantas veces nos hemos sumergido. Llegamos, han sido algo más de 6 horas desde que abandonamos nuestro amarre en Hondarribia. Llegamos a vela hasta la bocana del refugio, allí, Txemi se va a proa y mientras la génova cae mi amigo la va asegurando en cubierta. A continuación le toca a la mayor, pongo proa al viento para desventar la vela y largo la driza que la mantiene izada, la plegamos ordenadamente y con el motor a un tercio entramos en Getaria.

        Somos pequeños, un barco pequeño, pero nos sentimos grandes, solo han sido poco más de 23 millas, pero la distancia es lo de menos, lo importante es lo vivido a bordo. Pero los buenos ratos no han terminado, dos amigos nuestros se han acercado hasta Getaria y cenaremos con ellos. Tres amigos, un velero, el mar y el viento, no había nada más, con esos ingredientes hemos sabido crear una pequeña aventura, la aventura de dos montañeros y un aprendiz de marino que la pasada noche soñaron con llegar a Getaria a vela.

        Esta noche soñaremos bajo las estrellas en Getaria mecidos por Zaldi, soñaremos que mañana regresamos a Hondarribia, soñaremos que vemos las ziabogas de las regatas en Donostia, soñaremos que navegamos a vela rumbo a casa…

Algunas veces los sueños se hacen realidad…

Travesía realizada.

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Mientras navegábamos fuimos los tres grabando a ratos, Txemi a sabido resumir aquellos dos días en un bonito vídeo.

viernes, 30 de agosto de 2013

Ancla con orinque contrapesado, próxima tarea.

            El pasado fin de semana comprobé in situ como el ancla puede hacerte un faena. Nos fuimos hasta St Jean de Luz a pasar el día la mujer y yo, de novietes, vaya. El plan era perfecto, mar de fondo de apenas 0´5 m, sol para todo el día, para el viento el pronóstico era también bueno, flojo a primera hora, tan solo 2 kn, pero para las 11 h empezaría a crecer hasta situarse en unos 8 ó 9 nudos, perfecto para Zaldi, mi velerito de 6 m.

       El pronóstico se cumplió a rajatabla. Salimos a las diez y media con muy poco viento pero también con una mar plana, sin olas. Gracias a esto último podemos al menos sacar la velas y navegar pacientemente a una velocidad que no supera los 2 nudos, el viento llega del N y nos obliga a ceñir dando un par de bordos en la bahía. A eso de las 11´15 h aparece una tenue brisa que comienza a rizar la superficie de la mar y Zaldi sobrepasa ya los 3 nudos.

 

La almiranta en su puesto.

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Volviendo

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        Al rato, y como premio a nuestra paciencia, navegamos a más de 5 nudos con el viento de través. La sonrisa inunda nuestros rostros, si el viento no cambia en una hora estaremos entrando en la bahía de Ciboure. Poco a poco el viento lo vamos tomando de aleta, y no por que él esté rolando, somos nosotros los que vamos apuntando con nuestra proa poco a poco más al sur al acercarnos a la localidad labortana. Con el velero navegando sin escora y a buen ritmo entramos en la ensenada, arriamos las velas y nos dirigimos al fondeadero que vemos a estribor frente al castillo de Sokoa.

          En la foto, el castillo de Sokoa está situado en el extremo inferior izdo, donde los espigones hacen una L.

Saint-Jean-de-Luz

        Allí hay un buen número de boyas en las que se puede fondear siempre que su dueño no aparezca, pero el día está magnífico, el viento es muy suave tras las murallas del espigón y veo que hay un hueco amplio donde poder fondear con el ancla.

      Tenemos una sonda de unos 5 ó 6 metros bajo el casco y aún queda una hora para alcanzar la pleamar. Sin dudarlo echamos el ancla de 10 kg, le siguen 7 metros de cadena de 6 mm y dejo que unos 10 metros de cabo se vayan debajo del agua. El fondeo es seguro, el viento sopla muy suave, no hay motivo para temer nada, además, se que el fondo es de arena. Nuestra idea es darnos un baño, comer y tumbarnos después a la bartola a leer, a dormir y a lo que el cuerpo nos pida, mala vida…

      Tras seguir el guión previsto llega el momento de subir el ancla, me coloco yo en proa y “la santa” en el timón. Comienzo a cobrar cabo y el barco avanza lentamente hacia la vertical del ancla. La cadena comienza a aparecer en la superficie pero, ¡¡ ay amigo !!, tiro con fuerza y solo consigo joderme las manos. Tiro y tiro pero nada, giramos el barco para tirar desde el otro sentido pero no conseguimos que el ancla se suelte. Así, pasamos unos minutos, tiramos, soltamos, recogemos, pero nada.  Al final solo nos queda una salida, gafas de bucear y al agua, se que el fondo no está lejos y mis apneas en reposo rondan los 90 segundos, más que suficiente para llegar al ancla y soltarlo.  Me agarro a la cadena y bajo rápido, compenso la presión de los oídos y enseguida llego al fondo, estoy encima de una solitaria roca plana y por un costado de la misma aparece la caña del ancla. Tiene los brazos trabados debajo de la roca, la sujeto por la cruz y tiro de ella, enseguida queda libre y la coloco encima de la roca libre de enredos. En unos segundos estoy en la superficie, le digo a mi mujer que ya puede subirla mientras yo subo al barco, no tardamos en tener las velas izadas mientras abandonamos la bahía.

         La mala suerte quiso que en el fondo el ancla coincidiese con la única roca que había en la zona. Por ello he decidido colocar un orinque en el ancla ( ya veremos cuanto tardo en ponerlo… ). La idea es hacerlo con un pequeño contrapeso ( plomo ).

         Debajo de la boya se coloca una pequeña argolla o una polea ( al gusto del consumidor ), por ella pasará el orinque que viene del ancla y volverá hacia abajo por el peso del plomo. De esa forma el orinque podrá variar su longitud en función de lo que haga la marea y siempre quedará en la vertical del ancla marcando correctamente su posición.

        Si vuelve a quedarse el ancla trabada en una roca, la solución será entonces tirar del orinque que levantará primero la cruz del ancla en lugar de tirar de la caña. No es un método que funcione al 100%, pero si salva del apuro en muchas ocasiones.

       En la siguiente imagen he recreado la situación por la que pasamos, he dibujado el orinque ( que no teníamos ) con su correspondiente boya y el contrapeso. La flecha de abajo indica como habría salido el ancla de haber contado con dicho aparejo al tirar de él en vez de la cadena.

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           Hasta aquí la teoría, ahora tocará poner en funcionamiento el tema, pero eso será en otra publicación.

domingo, 7 de julio de 2013

Buscando el rayo verde.

       Julio Verne escribió en el siglo XIX la novela “El rayo verde”, en ella se narra la búsqueda por parte de dos personas de ese inusual fenómeno óptico. El rayo verde sucede solo bajo ciertas condiciones muy especiales de la atmósfera. En realidad no es un rayo al uso lo que se ve, es un pequeño reflejo que se sitúa justo encima del sol en el momento último del ocaso.

        Ayer, emulando a los personajes de la novela de Julio Verne, salimos mi amigo Jose y yo en busca del deseado “rayo verde”, el fenómeno no lo vimos, pero los minutos finales del día viendo al sol zambullirse por el NW en el Cantábrico, fuero apoteósicos…

        Al salir de puerto notamos poco viento dentro de la bahía, nos cuesta un rato escapar de la influencia del monte Jaizkibel que detiene los vientos cuando soplan del W. Pero una vez conseguido llegar a la altura del Cabo de Higer, la brisa comienza a dejarse notar y pronto navegamos a 4 y 5 nudos. Hay cierta mar de fondo lo que hace la navegación más movida que en otras ocasiones, pero esas ondulantes olas auguran una vuelta muy divertida, pues entonces nos llegarán por la popa.

       Salimos unas millas hacia el Norte solo nosotros y otro velero que vemos por estribor, parece que nadie más quiere ver el espectáculo. Rápidamente dejamos atrás el faro de Higer y enseguida notamos como el sol ya va cogiendo tonos más naranjas mientras cae hacia el mar. Poco a poco va descendiendo, mientras tanto nosotros seguimos navegando hacia el N viendo todo aquello. El mar quiere contribuir al momento y la superficie se tranquiliza algo. Pronto sacamos las cámaras de fotos y comenzamos a disparar y grabar vídeo, son unos minutos…sublimes.

      El sol ya se ha ido, el otro velero que veíamos decide dar la vuelta, nosotros esperamos aún unos minutos. La oscuridad se va acercando y al rato ponemos proa a Hondarribia, el viento nos entra ahora por estribor. Comienza el surfeo con las olas, apenas llegan al metro y medio pero es suficiente para hacernos pasar un buen rato. Zaldi nos trae a casa sobrepasando los 5 nudos y a la altura del faro de Higer la oscuridad ya es total. No tardamos en volver a notar la influencia del monte Jaizkibel haciendo de barrera al viento del W, la velocidad disminuye y nos acercamos al estuario del Bidasoa a 2-3 nudos. Situados frente a la playa de la localidad costera decidimos arriar velas y ponemos motor.

     Tanto Jose como yo hemos disfrutado de nuevo con el viento. El rayo verde no ha acudido a la cita, ello nos vale de excusa para volver a salir otro día de nuevo y buscarlo allí lejos, en la línea del horizonte.

 

domingo, 30 de junio de 2013

Zaldi vuelve a navegar.

         Navegamos de nuevo, Zaldi está como un pincel y los trabajos efectuados en el casco se dejan notar. El barco navega fácil y los rumbos en ceñida sufren menos de abatimiento.

      El viernes quedo a media tarde con mi amigo Jose (más conocido como Morikris), la intención es navegar esperando a la noche y luego entrar a la bahía de Txingudi a dormir a bordo fondeados. Las previsiones se desvían algo y regresamos un poco antes de lo previsto, la noche nos alcanza entrando en la bahía. Apenas hay mar de fondo y un suave pero constante viento del W nos ha hecho navegar unas horas a buen ritmo. He podido comprobar hasta que punto un casco recién pintado puede hacer mejorar la dinámica del barco.

 

Jose gobernando.

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Atardecer

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La navegación de la tarde.

Por la tarde

Dormimos plácidamente en el fondeadero que hay frente a la escuela de vela de Hondarribia. Allí, nos amarramos a una boya, el mar está como un plato y el barco apenas se mueve. Zaldi nos acuna como si fuéramos sus hijos y el sueño nos alcanza pronto, un rato de conversación y enseguida caemos en los brazos de Morfeo…

 

Durmiendo en su litera

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Desayuno a bordo

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         La noche pasa sin ruidos, sin sobresaltos, ¡ qué bien se duerme a en el barco ! Tras desayunar no tenemos muy claro lo que vamos a hacer, optamos por salir a la bahía y comprobar que viento hace. Allí, una vez con las velas izadas, nos damos cuenta que hay un suave viento terral del S que sopla constante, navegamos hacia Las Gemelas de Hendaia y una vez alcanzadas ponemos proa al N, el viento terral nos saca de la bahía a buen ritmo, navegamos a 5 nudos. Por el canal 16 del VHF radian el parte para aguas costeras y anuncian que el viento rolará para colocarse del W y NW. La mar mar está perfecta para navegar y decidimos poner rumbo a St Jean de Luz, si el viento rola al NW como anuncian, tal vez la navegación para volver no la tengamos demasiado complicada.

       Disfrutamos de lo lindo en la ida, el viento parece que empieza a desplazarse algo hacia el W y Eolo nos entra por la aleta del barco, es sin duda la navegación más cómoda y segura, Zaldi no escora y nos lleva a buena velocidad, los 5 nudos aparecen constantemente en la pantalla del gps. Desde que salimos de nuestro fondeadero en Txingudi no han pasado aún dos horas, cruzamos eufóricos la muralla de la entrada a la bahía francesa. Pero nuestros planes pasan por llegar a Hondarribia a comer, asi que no perdemos mucho tiempo y salimos de la bahía enseguida, el viento se ha establecido ya del W y navegamos +/- al 330º a un descuartelar. Queremos ganar Norte para luego poder navegar al SW hacia Hondarribia, si el viento se comporta según lo anunciado, y rola algo al N, tendremos mucha suerte y volveremos a buen ritmo. Navegamos unos 40 minutos en ese rumbo, NW, y luego viramos, nuestro rumbo pasa a estar ahora entre el 220º y el 230º, SW.

       Notamos como el viento poco a poco parece que quiere establecerse del WNW y avanzamos a buen ritmo, en menos de una hora nos plantamos cerca los bajos que hay frente a Las Gemelas, atravesar la barrera de bajos no es buena idea, no seríamos el primer barco en irse a piqué en ese punto. Por ello, viramos de nuevo hacia el N y buscamos el paso adecuado separándonos más de la costa. Al rato, cuando ya creemos que podemos dejar por babor los bajos, viramos de nuevo y tenemos ya el mar libre de peligros por proa. Ponemos de nuevo rumbo SW, y con un viento de través nos vamos a rumbo directo hacia la desembocadura del Bidasoa. Alcanzamos el estuario en poco más de media hora y allí damos por terminada la navegación a vela, ponemos motor y nos vamos a puerto, nos esperan para comer…

Navegación a St Jean de Luz

A St Jean de Luz

 

Las imágenes del finde.