martes, 19 de abril de 2016

Objetivo Leviatán

       John Milton escribio, “allí Leviatan, la mayor de las criaturas, en las profundidades como un extenso promontorio duerme o nada, y parece una isla en movimiento; y por sus agallas recoge, y al respirar expulsa, todo un océano”.       

      Con ese nombre, Leviatan, se le ha conocido desde tiempos inmemorables, en varios pasajes religiosos judios se le cataloga como monstruo marino, creado en el quinto día de la creación y en el cristianismo se le asocia con Satanás. El caso es que durante mucho tiempo han sido, las ballenas, perseguidas, cazadas, diezmadas hasta casi su extinción.

     Observar un gran animal en su medio es sin duda uno de lo mejores espectáculos que nos ofrece la naturaleza. Las ballenas son los últimos de semejante tamaño que existen en nuestro planeta, por desgracia algunos paises parecen estar empeñados en acabar con ellos… Cada vez que salgo a navegar no puedo evitar pensar en un avistamiento, es lo que más ilusión me hace. Hasta la fecha mis encuentros no han pasado de los delfines y recientemente una pareja de calderones. Hace unos años, en la isla de La Gomera, pudimos disfrutar de un encuentro con dos cachalotes, imposible olvidar sus colas sumergiéndose ante nosotros.

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        Por aquellas latitudes es bastante más fácil observarlos que frente a nuestras costas, pero aquí haberlos haylos, vaya que sí. De vez en cuando aparece alguna noticia al respecto en los periódicos, el año pasado una yubarta o ballena jorobada se estuvo paseando frente a nuestro pueblo dando algunos saltos espectaculares.

Ballena jorobada o yubarta

         A unas 15 millas al norte del Cabo de Higuer se situa un gran cañon submarino conocido como La Fosa de Capbreton, son aguas muy profundas en las que existen corrientes ascendentes cargadas de nutrientes, algo que en la época de Mayo a Septiembre ayuda al encuentro con grandes animales.

Fosa de Capbreton_thumb[2]

      Este verano volveremos a ser un poco piratas y nos acercaremos hasta allí, la esperanza de tener un encuentro con algún gran mamífero es cada día más fuerte, mientras navego oteo siempre el horizonte buscando el soplido característico de esos animales. Este pasado fin de semana no tuve que irme tan lejos para ver cetáceos, tan solo a media milla de distancia de la costa pude disfrutar con dos calderones jóvenes, fueron solo un par de minutos hasta que se percataron de mi presencia, luego, se sumergieron y no volví a verlos.

 

Hay dos libros que tratan extensamente sobre el tema, uno, Leviatán o la ballena y dos, Chimán. El primero lo he adquido recientemente y su lectura se adivina adictiva…