sábado, 13 de junio de 2015

Lo solidario no vende

        Con esta frase tan rotunda daba por terminada Alvaro González de Aledo Linos la presentación de su libro “Carpe Diem, vela solidaria en Santander”. Tan solo 11 personas hemos acudido al acto que ha tenido lugar en una sala del Club Náutico de Hondarribia, el tema del libro, las vivencias de un grupo de médicos y patrones de veleros navegando con niños enfermos de cáncer durante los veranos de los últimos doce años.

        De manera totalmente desinteresada Alvaro, su pareja Ana y otros médicos junto con los patrones de diferentes veleros, consiguen que verano tras verano niños enfermos de cáncer se olviden por unos días de sus problemas. Los niños disfrutan de la mar y de la navegación a vela mientras son instruidos en las diferentes tareas y maniobras necesarias en los barcos. Fruto de todos esos años Alvaro ha escrito este bonito libro, con él se pretende dar conocer la actividad realizada y los beneficios obtenidos por la venta del libro son destinados íntegramente a la lucha contra el cáncer infantil.

      El poco aprecio que se hace por estos temas por la mayoría de las personas es cuando menos bochornoso, se mandó un email a todos los socios del club náutico (somos alrededor de 500), se colocaron carteles en diferentes lugares del pueblo, en la prensa escrita también se anunció, en Radio Euskadi tuvo también una entrevista en el programa “La casa de la palabra” dirigido por Roge Blasco y al final solo eso, 11 personas…

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      Por el contrario, ayer se celebraba una concentración de motos en Hondarribia a la que acudieron unas 2.000 ruidosas y contaminantes motos, y allí estaba una buena parte del pueblo, como abducida por ese numeroso grupo de fanáticos de la moto. No voy a decir que me parece que mal que la gente acuda a ese tipo de eventos, pero dar la espalda a las personas que ayudan de forma altruista a los más pequeños no dice nada positivo de nosotros. Siendo como decimos que somos un pueblo, y no hablo solo de Hondarribia sino de Euskadi, amante de la mar con bastantes aficionados a la vela y la navegación, ayer sentí tristeza por la respuesta dada a la presentación de “Carpe Diem, vela solidaria en Santander”. Solo espero que personas como esta pareja de Santander no se cansen de trabajar por una parte de la sociedad que necesita ayuda.

      Conozco a Alvaro y Ana desde hace un par de años, son unas personas de un gran corazón y con una generosidad que en estos días no es fácil encontrar, la labor que hacen con esos niños no tiene precio, sacrifican su tiempo libre durante los meses de verano a cambio de las sonrisas de los peques. En esta ocasión Alvaro y Ana se ha acercado a Hondarribia navegando en su velero Corto Maltés, un velero de reducidas dimensiones, menos de 7 metros, en el que hace tres años dieron la vuelta completa a la península. Una aventura que quedó plasmada en un libro de lectura más que recomendable.

      Tenía ya muchas ganas de conocer su embarcación y este fin de semana he podido hacerlo. Penetrar en el camarote del Corto Maltés es entrar en un barco en el que se respira mar por los cuatro costados, Alvaro ha conseguido que su pequeño velero parezca uno de los grandes, tiene todo lo necesario para poder hacer vida a bordo, he de reconocer que me ha dado mucha envidia el barco, ¡ cuanto me queda por aprender…!

    He querido tener un recuerdo del paso de este precioso velero por Hondarribia y Ana, su pareja, nos ha sacado esta fotografía. Un placer teneros como amigos Alvaro y Ana.

 

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El interior del Corto Maltés durante una visita el sábado.

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Nos acercamos el domingo a la cala de los frailes situada junto al cabo de Higer.

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