Cuando vi el repor de Jefoce en Mendiak me vinieron lejanos recuerdos de esa cima casi olvidada y poco visitada. Hacía más de 20 años que pisé su cumbre y me propuse que sin tardar mucho volvería a ella.
Este sábado ha sido el día elegido, cielo azul por completo, ausencia de viento, nieve dura y bien transformada y la buena compañía de Antton, que más se puede pedir.
Como ya viene siendo últimamente costumbre tocaba darse un buen madrugón para llegar a tiempo y gozar de otra buena ascensión en Lescun.
Arrancamos a oscuras de Masousa pero pronto llega la luz al valle, disfrutamos una vez más con los primeros rayos sobre las agujas de Ansabere. En el plató que lleva el nombre de las agujas abandonamos la senda principal y enfilamos una cómoda subida por bosque hacia las cabañas de Pedain. Allí nos colocamos las raquetas y vamos progresando por el valle que se extiende a los pies del Mouscaté buscando la dura subida final al collado Escoueste.
Durante dicha subida a Escoueste me doy cuenta de que algo no va bien, yo voy por delante de Antton abriendo huella y le estoy dejando atrás, eso no suele ser así normalmente. Antton anda muy bien en montaña y que yo le deje atrás no me cuadra, se que la subida es dura, a mi también se me está atravesando, resoplo y sudo de lo lindo. Llego al collado cual caballo desbocado y espero a Antton, cuando llega le noto pálido y se lo comento. No se encuentra bien está con una pájara del copón, decidimos hacer una buena parada y beber lo que llevamos encima.
Le propongo que deje su mochila en el collado para que suba más fácil y comenzamos el último escalón antes de la cima. A los 50 metros Antton saca un grito de dolor y se hecha la mano a una pierna, el cuadriceps le está jugando una mala pasada y no puede caminar hacia arriba, paramos un poco para ver si se corrige pero la cosa no pinta bien. Decide quedarse en el collado y yo sigo hacia arriba, solo me separan poco más de 100 m de desnivel. En unos 30 minutos llego a la cumbre, me siento muy bien pero me da pena lo de Antton, seguro que tenía muchas ganas de hacer esta cima.
Hecho unas fotos en la cima y enseguida recorro mis huellas de subida ahora ya hacia abajo. Llevo un aductor dándome guerra, ¡¡ vaya pareja de tullidos !!… Llego hasta donde me espera Antton y realmente ha pasado un mal rato, a vomitado. Sin prisa pero sin pausa emprendemos el descenso del collado hacia el valle, ahora la nieve ya se está poniendo pesada, pero bajamos ligeros. Tenemos poca agua y estamos secos, en la cabaña de Pedain baja un arroyo, cogeremos agua allí.
Bajamos extrañamente muy cansados, y con muchas ganas de llegar a las cabañas. Allí descansamos un poco, bebemos agua, picamos alguna cosilla y seguimos el camino hacia Lamary.
Bueno, esto es el relato de la ascensión, ahora otro tema importante.
Hoy hemos hecho una de novatos, tras haber desayunado a las 4´30 nos hemos puesto a darle caña al cuerpo con la digestión más que hecha del café y poco más tomado en el desayuno. Luego hemos descuidado hidratarnos convenientemente en la subida y la sofoquina que nos ha regalado el sol andando sobre nieve ha hecho el resto.
Conclusión, en una actividad física intensa no hay que descuidar la ingesta de alimentos y líquidos, las pájaras llegan sin apenas avisar y son fulminantes.
Una vez más la montaña nos enseña.
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Mapa y perfil de la ascensión
1 comentario:
Bravo Andua! magnifico repor. Me ha gustado mucho, en cuanto a lo de la perdiz menuda joya que tenemos en el Pirineo. Un saludo!
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