sábado, 20 de septiembre de 2014

Premio a la constancia

           Siempre que el viento y la mar lo permiten solemos aprovechar para navegar, es nuestra escapatoria del mundo de las prisas. Con viento Norte, o del Oeste o Este, nos da igual, el caso es navegar escuchando tan solo al velero abriéndose paso en la mar. Pero hay un viento que no gusta, el loco, un viento alcahuete, capaz de darte algún susto, es el viento del Sur.

           ¿ Porqué es así ? ¿ Porqué es diferente el Sur ? La respuesta más escueta y concisa sería “ausencia de Fetch”. Leyendo la definición de wikipedia quedan claras dos cosas, la ausencia de Fetch incide no solo en la forma de soplar en el Cantábrico el viento del Sur, también lo hace en el estado de la mar. Al no contar con Fetch no pueden desarrollarse olas, la superficie de la mar se aplana y apenas se forma un ligero rizo en la superficie. Leído así puede parecer que navegar en esas condiciones de mar puede ser lo ideal, pero ojo, nuestra geografía es caprichosa, abundan las montañas, los valles, y otros accidentes geográficos que son ellos los encargados de convertir al viento sur en un viento inconstante, racheado, capaz de pasar de fuerza 1 a fuerza 4 en unos segundos. Esos cambios bruscos son los que hacen del viento sur un viento poco querido e incluso temido, más todavía si se navega con un velero de dimensiones contenidas como es nuestro caso.

IMG_20140919_185900 [1600x1200]

        Ayer viernes soplaba Sur, pero hacía calor y apetecía salir a navegar. Salimos pensando más en darnos un buen baño en la bahía, que en navegar. No obstante, habíamos consultado las predicciones del viento y a primera vista lo ponían bien, daban fuerza 2-3 para la tarde…

        Nada más salir, y como suele ser habitual, la visión de la mar con viento sur nos resulta muy atrayente, el Cantábrico está como un plato, nos fijamos en la intensidad del viento y todo parece controlable. A lo lejos, frente a la bahía de Sokoa, vemos que hay un ferry fondeado, ¡ ya tenemos escusa, a navegar pues !…

      Dentro de la bahía de Txingudi hay poco viento y la primera milla navegamos a motor, pero enseguida llega Eolo. Curiosamente nos entra del NE, navegamos al 340º- 350º para coger un buen ángulo y luego poder dejar a estribor los bajos de las Erretas. Al cabo de unos veinte minutos viramos hacia el Este y ponemos la proa apuntando al ferry que está a unas 4 millas de distancia, queremos verlo de cerca. Pero el viento es caprichoso, enseguida cambia de dirección y empieza a soplar del SE, lo hace con una fuerza que nos resulta muy cómodo de momento, F-2 con alguna racha de F-3. Con la mar como un plato y sin olas que nos frenen, nos plantamos cerca del ferry en menos de una hora. El viento ha crecido algo en el trayecto apareciendo rachas de F-4, llevamos la génova algo enrollada y el carro de la mayor lo hemos colocado a sotavento. Hemos dado tensión a las drizas y al pajarín, y así, con las velas aplanadas navegamos sin perder el control del barco en ningún momento.

          Nos situamos a 200 metros del ferry con las velas arriadas, su tamaño impresiona un poco. Justo cuando llegamos comienzan a izar el ancla, un pequeño barco piloto de St Jean de Luz le controla la maniobra. Rodeamos por la proa el barco y observamos como comienza a virar y ponen su proa hacia el Oeste, en unos minutos cogen marcha y se alejan de nosotros. Al enseñarnos su popa vemos con sorpresa que tiene bandera de Bahamas, casi nada.

        Volvemos a izar la mayor y sacamos solo 3/4 de génova por precaución, aún notamos algunas rachas algo fuertes y no queremos sustos. El velero navega enseguida a 5 nudos, el viento ya se ha colocado del Sur y nos entra por el través, en el gps vemos de vez en cuando los 6 nudos de velocidad. El sol ha comenzado a caer y el cielo adquiere unos tonos pasteles que nos maravillan, disfrutamos como pocas veces de la navegación, buena velocidad, ausencia total de olas, buena temperatura, por un momento nos creemos en Fidji… En menos de una hora estamos de nuevo en Txingudi, allí el viento comienza a caer y antes de llegar a la desembocadura del Bidasoa arriamos velas y ponemos motor. Ha sido una pena no contar en el barco con una buena máquina de fotos, tan solo teníamos el móvil para atrapar tanta belleza.

         Hoy hemos recibido un premio por nuestra constancia, días como este son un auténtico lujo, son días que nos proporcionan unas sensaciones únicas que no se olvidan. Son sensaciones que a mi me gusta mucho compartir con amigos, pero que no sé porque motivo no consigo hacerlo con frecuencia, ¿ no le gusta navegar a la gente ?, ¿ miedo a la mar ?, ¿ no hay ganas de experimentar nuevas sensaciones ?, no tengo una respuesta. Pero si sé una cosa, solo vivimos una vez y hay oportunidades que hay que cogerlas al vuelo, de lo contrario se escaparán

1 comentario:

Hooper dijo...

Muy bonito y bonitas imágenes.
También has clavado lo del viento.
Un comentario. El viento sur, en verano y por las mañanas, sobre todo en dias de mucho calor, puede ser aviso de una galerna (típica) posterior.
Por otra parte, hay que valorar el viento sur y su futura intensidad; es fácil salir con el viento de popa, pero puede ser costoso volver con el viento de proa.
Saludos muy envidiosos ;-)