domingo, 26 de abril de 2015

¡ Doctor, sufro de abatimiento ! ¿Que me recomienda?

             Navegar contra el viento tiene algo de mágico, aunque los menos románticos dirán eso de “solo es física, pura y dura física” y sí, no les falta razón, es física, pero la sensación de pelear contra una fuerza de la naturaleza es excitante, recibir algún roción de agua en cubierta, navegar escorados 20º ó 30ºes una experiencia que realmente engancha.
           Ayer pude comprobar claramente como se puede sufrir ese mal menor. Un fenómeno que obliga a hacer cálculos a la hora de planificar un bordo. El viento que me impulsó ayer soplaba justo del NE, 45º, amurado a estribor podía poner la proa a 0º y navegando amurado a babor mi proa apuntaba a 90º. Luego, ya en casa, pude comprobar descargándome el track realizado, cual importante había sido mi abatimiento.
         En la imagen se pueden apreciar los abatimientos sufridos, el bordo más largo mientras navegaba hacia el Norte fue de 7'5 millas. Tras medir con un programa las diferencias entre el rumbo de aguja y el rumbo de superficie, la resultante fue que mi desvío del rumbo deseado fue de 1´5 millas. Es decir, por cada milla que avanzaba me estaba desviando aproximadamente 0´2 millas.
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        Mi intención era acercarme a Biarritz, se ve claramente como tras hacer el primer bordo hacia el Este el abatimiento me estaba desviando claramente de mi objetivo, así que tuve que volver a hacer otro bordo hacia el Norte para situarme en una latitud más septentrional y poder llevar el barco hacia Biarritz en el siguiente bordo hacia el Este. Aunque finalmente no pude llegar a Biarritz por falta de tiempo, puede apreciarse que la derrota de ese segundo bordo hacia el Este era bastante más correcta que la del primero.
        Para hacer los cálculos mientras navegaba pude ayudarme de un pequeño GPS de mano, marqué un waypoint en Biarritz y a partir de ahí pude ir fijando rumbos. Me hubiera gustado haberlo manualmente con un compás de demoras y la carta náutica pero al navegar ayer solo y sin piloto automático no me pareció buena idea.
         Lo que queda claro es que un pequeño GPS de mano puede ayudarnos mucho, la información que son capaces de darnos estos aparatos es sorprendente. Además de la posición actual, siempre tendremos a mano la velocidad, el rumbo de aguja necesario para llegar al destino marcado, el tiempo estimado para la llegada según la velocidad a la que naveguemos, la distancia que nos falta, etc. Luego estará ya la habilidad de cada uno para calcular el abatimiento que sufriremos, algo que puede variar dependiendo de múltiples factores.
          En la pantalla de navegación podremos ir viendo nuestra posición y derrota en la carta náutica comparada con el rumbo de aguja que nos llevaría hasta el destino, en la imagen se puede ver la diferencia entre ellos.
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               Para regresar a Hondarribia el tema iba a ser muy diferente, el viento lo tendría a favor, tanto que a rumbo directo lo recibiría justo por la popa, algo un tanto incómodo si no se tiene un spi, esa vela tan llamativa que parece un globo cuando recoge viento. Como en mi caso no tengo esa vela opté por poner las velas a “orejas de burro”, es decir, saqué por cada costado del barco una vela y con mucho tiempo en el timón puse rumbo a puerto.
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Orejas de burro.
          Aguanté con esa configuración de velas hasta situarme frente al faro de Higer, allí Eolo dijo basta y el suave viento desapareció. La última milla antes de entrar en la desembocadura del Bidasoa la hice a motor disfrutando de un templado atardecer que sabía más a verano que a primavera.


11 comentarios:

Hooper dijo...

No te preocupes, Fernando. Es una epidemia, y ya se sabe, "mal de muchos..."
Todos sufrimos de abatimiento, más o menos según muchas circunstancias que pueden concurrir.
E intentar ceñir "a tope" con viento muy fuerte o muy flojo, suele conducir al abatimiento, porque se navega a muy poca velocidad, y se necesita velocidad para que la orza haga su efecto... Parecido se puede decir cuando ceñimos contra las olas, por la misma razón, baja la velocidad y abates más.
La escora también aumenta el abatimiento. Por eso, conviene luchar contra la escora, por excitante que resulte, incluso abriendo las velas.
Y si no, pues abrir más el rumbo en busca de velocidad. Y cuando tengamos velocidad, intentar ceñir más sin perderla.
Pero todo eso ya lo sabes... ;-)
Por cierto, los GPS dan rumbos verdaderos y velocidad sobre el fondo, no da rumbo de aguja. Aunque como decía uno una vez, hacer cálculos despreciando la corrección total, da resultados sorprendentemente buenos, sobre todo en recorridos pequeños y medios.
Un saludo.

Hooper dijo...

Uy, me acuerdo de algunas anécdotas.
Los del Corto Maltés tenían una entrada sobre imposibilidad de ganar barlovento y abatir... Creo que fue en Almería...
Otra. Un día navegamos de Lekeitio a Mutriku dos barcos, un Puma 26 y el Hooper (íbamos Miren y yo). Viento flojo NE.
El Puma (diseño IOR y muy buen ceñidor) comenzó a ceñir mucho y bien. La idea era subir hacia el N-NE para caer de través hasta Mutriku.
Pero nosotros no conseguíamos hacer velocidad. Ni acercarnos al N, nos íbamos más hacia el W. Intentamos hacer un bordo hacia el E, y parecido; nos íbamos al SE y hacia la costa.
El Puma, cada vez más lejos, nos llamó por radio: "¿Os pasa algo?" "Nada, Juan, que no hay manera de ceñir".
De pronto, cuando intentábamos hacia el E, el viento subió hasta los casi 10 kn. El Hooper empezó a ganar velocidad, y navegábamos a 6-6,5 kn. Ceñíamos hacia el E, con una escora importante, sentados los dos en barlovento, pero con esa velocidad. Fue ese día que vimos la orca. Imposible ir a por la cámara de fotos.
El resultado fue que neutralizamos la diferencia de al menos 3' que nos llevaba el Puma, y entramos a la vez en Mutriku.
Ellos bajaban de través, según su plan inicial, y nosotros íbamos ciñendo a rabiar en rumbo directo a Mutriku.
La velocidad, siempre la velocidad.
Por eso, meter un poco de motor, casi al ralentí, en ceñida, nos puede dar 2-3 nuditos que necesitaremos para luchar contra el abatimiento.
Un saludo. :-)

Fernando dijo...

Hola Jon, solo una pequeña aclaración, cuando hablo de rumbo de aguja no me refiero al rumbo que me da el gps, es el rumbo que me daba el compás.
Es evidente que el gps da el verdadero. Mi barco navegó con la proa al 0° y al 90°, luego apareció el abatimiento y los resultantes fueron los rumbos de superficie.

Fernando dijo...

Un buen apunte el del motor, Jon.

Fernando dijo...

Vale, ahora entiendo porque puntualizabas lo del verdadero, me he explicado yo mal, muchas mersis.

Paco Pineda dijo...

Don Fernando, los "mediterráneos" si que sufrimos de abatimiento... y de pelearnos siempre con el viento "morrón"... y de tener que abusar de altas dosis de diésel inyectable... Así que hágame el favor de no ser quejica y navegue, navegue, navegue...

Un fuerte abrazo y un trago de pálido añejo motrileño.

Fernando dijo...

Una suerte contar con tu experiencia Paco, la verdad es que vuestro mar cuando está cabreado acojona un rato...
Está claro que no hay otra más que, como tu bien dices, navegar, navegar y navegar.
La próxima no me ponga el "Don", que aunque peino canas me siento chaval...


Acepto ese pálido añejo.
Salud.

Viriato dijo...

Hola Fernando, imagino que conoces el dicho: “ceñir no es de caballeros”. Parece que desde antiguo no les gustaba eso de avanzar en zic-zac, debe ser el motivo por el que los fenicios, romanos y el resto de pandilla de la época pusieron remos a sus embarcaciones. Ahora le llaman motor auxiliar. En tu exposición no has hablado de la corriente, algo que también hay que tener muy en cuenta. Por cierto, me encanta la foto de tu velero a “orejas de burro”, configuración que se utiliza muy poco ahora y me recuerda a las “trinquetas gemelas” de las que hablaba Bernard Moitessier en sus travesías en el Joshua.
Un fuerte abrazo
Viriato

Fernando dijo...

Hola Viriato, no se porqué, pero me gusta mucho poner las orejas de burro, bueno, miento, si sé porqué, esa configuración de velas vista desde lejos me recuerda, salvando las distancias, a una embarcación árabe por el Nilo, desvaríos míos...
Estoy con muchas ganas de ponerle tangón a la génova y una retenida a la mayor, tendré que empezar a ensayar...
Tienes razón con lo de la corriente, aunque por aquí, en este rincón donde mueren todas esas olas que llegan de latitudes muy septentrionales del Atlántico, no sufrimos mucho de ella.
Un abrazo.

Viriato dijo...

La retenida es muy importante para salvarte del golpe de una trasluchada involuntaria y al atangonar el Génova, ganarás en estabilidad y velocidad. Es divertido ir a "orejas de burro" pero hay que ser fino con la caña, cosa que los pilotos automáticos, a esos rumbos, reaccionan tarde y te pegan algún susto, sobre todo si navegas con bastante viento.
Otro abrazo

Fernando dijo...

Ya me gustaría tener piloto automático...pero nuestro velerito parece el de un náufrago, sin luces, sin instalación eléctrica, sin windex, sin piloto.
En fín, que navego como los fenicios ja ja ja ja .
Yo la verdad es que si hay mucho viento quito la mayor y sigo solo con la génova. Las dichosas olas que entran de costado si que desequilibran.
Gracias Viriato.