sábado, 20 de agosto de 2011

Galerna, viento fuerza 8.

           Hoy sábado teníamos nuestra tercera salida con un vaurien a la bahía de Txingudi. El día pintaba bastante decente, a primera hora había una suave brisa del N que presagiaba un buen día para navegar, algo floja tal vez, pero suficiente para pasar una buena mañana.

          Salimos de la escuela de vela del club náutico de Hondarribia, el espigón que tenemos justo a babor nos corta la brisa que entra del norte y nos cuesta un poco salir de dicho espigón. Luego, poco a poco vamos ganando terreno y el vaurien empieza a navegar hacia Las Gemelas de Hendaia, veo en el horizonte que se ha formado muy lejos una densa nube que cubre toda la línea de Este a Oeste, se lo comento a nuestra instructora, Nerea, que nos sigue en la zodiac a los tres barcos que hemos salido hoy. Cuando nos encontramos a menos de una milla de Las Gemelas de Hendaia decidimos virar y regresar ya a puerto.

           La franja nubosa que se encontraba lejos se ha acercado rápidamente, el viento aun es flojo, no superamos la fuerza dos y el vaurien navega muy suave. En un par de minutos vemos como por encima de Jaizkibel aparece como una auténtica cascada una nube, esta cae recorriendo su ladera sur en busca del valle como si fuera una gigantesca ola que a superado la montaña, de pronto, en un segundo el viento cambia de dirección, el mar se aprieta y se vuelve de un verde extraño. La fuerza de viento aumenta, al  principio nos alegra, navegamos mucho más rápido y al vaurien da gusto verle, las velas se hinchan y la botavara tiende a girar bruscamente, cazamos un poco la escota del foque y el vaurien comienza a navegar a gran velocidad.

          Vemos a Nerea, la instructora, gritándonos a los tres barcos desde la neumática, ¡¡ ARRIAR LA MAYOR, ARRIAR LA MAYOR RÁPIDO !!.  Me doy cuenta enseguida de la situación, la galerna se nos hecha encima , mi hija Andrea coge el timón y yo comienzo a soltar todo lo rápido que puedo la driza de la vela mayor.

       De pronto nuestro barco escora hacia babor bruscamente, quiere volcar, me tiro yo instintivamente contra el lado de estribor para contrarrestar la fuerza del viento y equilibrar el barco, es una galerna, el barco está ingobernable, Nerea sigue gritándonos que soltemos todo y bajemos la mayor, consigo soltar todo lo rápido que puedo la driza que necesito para arriar la vela, mi hija me ayuda a colocar la vela abajo, soltamos también la botavara que amenaza con darnos un buen golpe y tirarnos al agua. Los otros dos barcos ya han volcado, no les ha dado tiempo a arriar la vela y el viento ha podido con ellos. La situación es tensa, Nerea tiene a tres barcos en plena galerna y dos de ellos están volcados, llega la hora de poner en práctica la técnica para colocarlos en su posición natural, pero el mar está furioso y es muy difícil hacer nada, bastante hacen los ocupantes con mantenerse en el agua junto a sus embarcaciones.

          Nosotros, mientras tanto, arriamos también el foque que amenaza con rasgarse, es la pequeña vela que va en el estay de proa. El barco se mueve bruscamente de un lado a otro a merced del viento y las olas. Comienzan a aparecer otras embarcaciones mayores que se han dado cuenta de nuestra situación y vienen rápidamente a ayudarnos intentando con sus embarcaciones taparnos un poco el viento, una actitud ejemplar, hay también algunos franceses, aquí no hay banderas. Algunos me preguntan si quiero que cojan a mi hija y la lleven a puerto, pero para sorpresa mía es ella quien no quiere irse, prefiere quedarse conmigo. Llega también la embarcación de salvamento marítimo de Hendaia, sin mediar palabra se echan al agua y ayudan a voltear las dos embarcaciones que estaban enseñando la orza. En 15 minutos la situación  mejora, los tres barcos estamos a flote y con las velas arriadas y sujetas, Nerea nos pasa un cabo a los tres y lo atamos a proa. Comienza a remolcarnos hacia puerto en medio del vendaval, el viento parece que comienza a remitir, la nube está disolviéndose y poco a poco la situación tiende a normalizarse, han sido unos 20 minutos de infarto, sin más novedad llegamos todos a puerto.

         Nerea es joven aun, pero ha demostrado para que valen los 15 años que lleva navegando. La solidaridad y el compañerismo entre la gente de mar me han dejado boquiabierto, sabía algo de ello pero no imaginaba que fuese tal. Salvamento marítimo de Hendaia hoy se han ganado el jornal. Mi hija, ¡¡ châpeau  !!

Un par de fotos de antes de la galerna.

ANDREA AL TIMÓN                                                                                                   

LARUN APARECE POR PROA                                                                  

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