Hace ya unos años, en el transcurso de una inmersión en el lugar conocido como Piedras Grandes en el tramo de costa comprendido entre Donostia y Orio, dimos con unas formaciones submarinas que escondían unas cuantas cuevas, unas mayores, otras más pequeñas, pero muy bonitas y atrayentes. La zona solo es accesible con buen estado del mar ya que se encuentra pegada a la costa y a tan solo unos 12 metros de profundidad.
El hallazgo fue casual, debido al buen estado del mar aquel día nos decidimos a echar una ojeada a una zona junto a la costa, mientras buceábamos una gran pared vertical me llamó la atención, me acerqué a su base y para mi sorpresa vi que una oscura oquedad penetraba por debajo del paredón.
Encendimos los focos y comenzamos a entrar por el hueco, poco a poco la pared del techo iba bajando y nos temíamos lo peor, un agujero ciego, sin continuación, pero…
Cuando la altura del paso es de un metro +/- deja de caer, nosotros seguimos penetrando y tras unos 7 u 8 metros alcanzamos una sala con techo alto, el suelo para nuestra suerte no es de arena sino de rocas, de esa forma no enturbiamos el agua, la visibilidad dentro de la cueva es fenomenal, hay bastante oscuridad, solo unos pequeños agujeros que vemos por el fondo rompen con el ambiente oscuro del lugar, Peio me ha seguido hasta el interior y ambos nos miramos sorprendidos y muy contentos, pero ahora tenemos que echar una ojeada por los lados, es posible que exista otra salida por un lateral, giramos hacia el Oeste y vemos que aparece luz, salimos a otra sala con columnas por donde hay salida ¡¡ genial !!, es un recorrido muy bonito, la vida no es precisamente abundante dentro pero estéticamente es magnífico.
Volvemos a la sala principal, y nos dirigimos hacia los huecos por donde hemos visto antes que entra luz proveniente de la superficie, uno de esos “tragaluces” nos da la impresión que tiene salida hacia arriba, pruebo suerte, comienzo a subir despacio por el hueco y enseguida se amplía, tiene salida hacia la parte alta de la bóveda, salgo cerca de la superficie a unos 5 metros de profundidad. El resto de la inmersión la dedicamos a bucear en el laberinto de pasadizos de Piedras Grandes.
Fue un bonito hallazgo, no todos los días se encuentran estás cosas. Unos días después volvimos al lugar con unos amigos catalanes que hacen vídeo submarino, conseguimos grabar unas bonitas imágenes de todo aquello.
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