No recuerdo cuando sucedió por primera vez, pero la atracción por esta arista viene de lejos. Esta unión natural entre dos cimas, Bacqué y Lariste, es todo un reto para montañeros amantes de recorridos fuera de senderos habituales. La arista es en muchos pasos vertiginosa, y aunque las rocas que afloran del suelo no nos den mucha confianza, la verdad es que son bastante sólidas y podremos fiarnos de ellas para colocar los pies y asirlas con las manos.
Nuestro recorrido comienza desde el parking de Labrenere, allí retrocederemos unos 150 m por la carretera que hemos traído para dirigirnos hacia el valle de Annes, una pista nos da la entrada al mismo. El valle de Annes es sobre todo un valle de vegetación abundante, los pastos afloran por doquier. Sin demasiado esfuerzo y siguiendo un estrecho sendero llegaremos en una hora y media aproximada al collado Escourets, paso que permite la unión de Annes con Labrenere. Desde la horcada dirigimos nuestros pasos hacia la modesta cima del Bricoutou, que se encuentra a nuestra izquierda cuando llegamos a Escourets. Bastarán 15 minutos para hoyar la mencionada cumbre por terreno cómodo.
Volvemos al collado Escourets y dirigimos nuestros pasos hacia la borda de Annes, un lugar singular. Ayer encontramos al pastor en plena faena, estaba ordeñando a las ovejas que guarda allí arriba, un trabajo duro y infravalorado el de estas personas, luego decimos que está caro el queso… . Tras hacer una pausa para alimentarnos un poco continuamos ascendiendo buscando ahora el collado sur de Bacqué. Este collado sur es inconfundible, se encuentra justo a los pies de su cima, el Bacqué. Ascendemos por terreno de pasto, las ovejas suelen campar a sus anchas por allí, alcanzamos primeramente un pequeño paso que nos sitúa enfrente del collado que buscamos y en unos 15 minutos más llegamos al marcado paso que separa Bacqué de nuestra arista. Desde la borda de Annes nos habrá llevado alrededor una hora alcanzar el paso.
Abordamos la arista de frente, una serie de terrazas herbosas nos marcará el comienzo, tendremos que superar al empezar un corto paso de II junto a una característica roca puntiaguda. Luego, el terreno facilita más las cosas y por escalones naturales herbosos vamos ascendiendo con cuidado hacia la primera cota de la arista. Una vez en ella podemos observar ya el recorrido a realizar, la arista es como un serrucho, habrá que superar unos cuantos pasos puntiagudos antes de llegar al Lariste. Las nubes juegan entre las puntas, vienen y van a su antojo, nos envuelven, desaparecen, se esconden, filtrean con nosotros. En ocasiones tendremos que utilizar las manos para asegurar algún paso, cuidado sobre con la caída que aparece a menudo hacia nuestra derecha, el costado izquierdo es algo más amable. Un último destrepe sin demasiadas complicaciones ( II ) nos deja a los pies del Lariste, que conseguimos en un par de minutos más.
Una vez en nuestra última cima podremos disfrutar con la visión del “filo” por el que hemos caminado, ha sido minutos de disfrute pleno, un juego de equilibrista. Por desgracia las nubes no nos dejan hoy admirar las bellezas de Lescun, de Ansabere hoy no se van, están bien sujetas.
Descendemos hacia el collado de Lariste que da entrada a Labrenere, estamos en julio pero parece mayo, las surgencias de agua manan como en primavera. En poco más de media hora alcanzamos la cabaña de Bonaris, el pastor tiene hoy visita y están de comida, nosotros les copiamos la idea y nos echamos sobre el verde para comer y descansar un rato, hablamos de lo maravilloso que es la montaña sin prisas… .
De Bonaris seguimos buscando las cotas bajas descendiendo hacia las bordas de Penot, allí un gran rebaño de enormes vacas pastan a su antojo. Se suaviza el descenso, el camino se vuelve de paseo y Labrenere enseña su cara más amable. Llegamos al Pte de Itchaxe, el sendero se torna en pista y pronto vemos a lo lejos el parking donde hemos dejado el coche.
Hoy las nubes no nos han dejado ver otras cimas, pero el filtreo que han tenido con nosotros en la arista ha sido divertido y han añadido ese aire de misterio que solo ellas saben poner en las cumbres. Hemos disfrutado mucho con la tranquilidad de unos valles y cimas apenas visitados, todos los senderos son merecedores de andar por ellos, sin embargo, cada día que hago una ascensión como esta de tanta belleza, comprendo menos por que nos empeñamos en ir a las montañas de siempre… .
Las fotos del día.
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