sábado, 5 de junio de 2010

Los inicios

             Quien no ha caído alguna vez en la tentación de soñar con una máquina del tiempo, al menos una vez en la vida deberíamos de poder cumplir ese sueño. Yo tengo muy claro cual sería ese punto de retorno, aquellos años de estudiante con pocos recursos económicos son irremplazables.
            Fué como un virús que nos pasamos rápidamente entre los amigos, el salto de ir por el monte caminando a ir trepando nos “infectó” a todos en unas semanas. Como suele ocurrir a menudo en estos casos, fue un amigo que ya trepaba el “ culpable” de que comenzáramos a subirnos por las paredes.
            En primer lugar teníamos que comprar una cuerda, de pasta andábamos todos parecido así que hicimos un fondo común y nos compramos entre todos una Roca de 40 m y 11 mm, el primer paso estaba dado. Enseguida llegaron los mosquetones, de acero claro está, los de aluminio tardaron poco en llegarnos pero para empezar lo hicimos con los de acero. Algunas cintas y cordinos completaron nuestro equipo “común “.
            Con ese pesado equipo solíamos quedar todas las tardes y mañanas que podíamos para ir en tren a Sta Barbara , escuela de escalada en Hernani. La cosa estaba clara, había que hacer turnos para usar la cuerda y el resto del material, alguno incluso hasta se fabricó unos gruesos tacos de madera para usarlos de improvisados empotradores. Gracias a los clavos que había colocados en las diferentes vías de la escuela ya podíamos subir asegurados, los recorridos fáciles cayeron enseguida y los más hábiles pronto empezaron a meter mano a vías un poco más complicadas.
            Con la llegada de los mosquetones de aluminio y algunos fisureros, primero fueron los excentricos, fuimos dando pasos hasta llegar a las vías de varios largos, las paredes de Txindoki eran nuestras favoritas los fines de semana, tambien fuimos a Zazpi Iturri, Anduitz. Alguna cuerda más ya pudimos comprarnos.
          El tema del calzado fue otro tema que hubo que pelearselo, algunos estaban muy contentos con unas txirukas que se usaban en los talleres mecánicos otros nos conformábamos con unas deportivas que mas o menos agarraban algo, para las vías largas algunos se llevaban botas gordas.
         La llegada de los pies de gato fue todo un bombazo, mis primeros gatos recuerdo que fueron unos Boreal blancos y azules. Aquello fue la leche, la diferencia en la progresión fue radical todos subimos un grado de dificultad en unas semanas y los V ya no eran lo del principio, algunos de mis amigos no tardaron en lanzarse a por los V+ y los VI- ( hay que recordar que por entonces las graduaciones no eran como ahora, los grados se dividían solo en + y – ó en inf y sup ).
         Por otro lado estaban los padres que no les hacía mucha gracia eso de que nos anduviéramos subiendo por las paredes, a mi me costó sudor y lágrimas convencerles para que me dejaran escalar. Recuerdo muy bien como mi hermano me solía tirar por la ventana de casa la mochila con la ropa de monte mientras que yo les decía a mis padres que me iba a una excursión con el colegio. Luego en el portal de casa me cambiaba de ropa y cogía la bolsa con el material que había dejado escondida el día anterior en un pequeño cuarto de contadores que había en el portal. Al regreso tenía que hacer al revés vestirme otra vez de guapito en el portal y volver a esconder todo en los contadores, todavía no se como no me vió nunca ningún vecino.
             A continuación vinieron las salidas de fin de semana completo a escuelas un poco más lejos, Dos Hermanas, Atxarte, Egino, Etxauri . Esta última fue la que más hondo caló entre el grupo y fueron muchísimos los fines de semana que fuimos a la escuela navarra. Fué allí en Etxauri, donde algunos de la cuadrilla empezaron a destacar claramente, la influencia de Yosemite empezó a impregnarlo todo y cada vez se habrían vías de mayor dificultad. Apareció el magnesio y los friends y de repente la gente empezó a hablar de 7º grado.
            Pronto alguno de nosotros se sacó el carnet de conducir y con el coche de su padre algún finde empezamos a ir al Midi, al principio la escalada en granito se nos atragantó pues veníamos de la caliza y trepar en el Midi era muy diferente a Etxauri., pero bueno, en esta vida queriendo se aprende de todo. Luego llegaron las escaladas en hielo, pero esa es otra historia.
          De esta forma fueron mis inicios, si hay algo que se me quedó grabado fue el compañerismo que teníamos y lo bien que nos lo pasábamos. Algunos de aquellos amigos se que aun hoy siguen escalando , a otros nos llegó un día que nos empezó a tirar más otra faceta de la montaña y cambiamos los pies de gato y friends por neoprenos y bidones.
          Lo peor de todo, como no, son los amigos que se han quedado por el camino víctimas de accidentes, en ocasiones cuando pienso en todo aquello me doy cuenta en lo afortunado que fui, pasar mi juventud rodeado de amigos y montañas creo que es algo que me influyó positivamente, y es ahora cuando veo claramente lo importante que son unos buenos inicios.



Los inicios from Fernando BD on Vimeo.

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